Comprender la esquizofrenia: una mirada en profundidad a una enfermedad poco conocida

Comprender la esquizofrenia: una mirada en profundidad a una enfermedad poco conocida

La esquizofrenia es un trastorno cerebral complejo y crónico que afecta a la vida de muchas personas en todo el mundo. Se caracteriza por una amplia gama de síntomas que pueden alterar gravemente los pensamientos, las emociones y el sentido general de la realidad de un individuo.

Síntomas de la esquizofrenia

Los síntomas de la esquizofrenia pueden clasificarse en positivos, negativos o cognitivos. 

Los síntomas positivos incluyen:

  • Alucinaciones: a menudo auditivas, consistentes en oír voces o sonidos que no son reales.
  • Delirios: creencias falsas que no se basan en la realidad.
  • Discurso o comportamiento desorganizado y movimientos anormales: implica patrones de habla incoherentes o confusos. El comportamiento desorganizado se refiere a acciones impredecibles o inapropiadas.

Los síntomas negativos, por su parte, se caracterizan por la falta de motivación, el retraimiento social, la reducción de la expresión emocional y el deterioro del autocuidado. 

Los síntomas cognitivos implican dificultades de atención, memoria y resolución de problemas.

Causas y factores de riesgo

Existen muchas teorías sobre los posibles orígenes de la esquizofrenia. Hasta la fecha, no se ha identificado ninguna causa específica. Sin embargo, se han reconocido varios factores de riesgo que predisponen a algunos individuos a desarrollar la enfermedad más que a otros.

En orden decreciente de importancia, estos factores se deben a:

  • Componentes genéticos
  • Complicaciones del parto
  • Factores biológicos
  • Factores psicológicos

El componente genético es sin duda el factor más reconocido en la etiopatogenia de la esquizofrenia. De hecho, los familiares de pacientes esquizofrénicos tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad que los demás.

Ciertos precursores en la infancia y la adolescencia incluyen un retraso en el desarrollo psicomotor, problemas de lenguaje (en los primeros 5 años), ansiedad social y retraimiento social.

Esquizofrenia y riesgo de suicidio

Las personas con esquizofrenia tienen un mayor riesgo de suicidio. De hecho, alrededor del 20% de ellos intentan suicidarse, y muchos sufren ideación suicida grave.

Los factores de riesgo de suicidio en la esquizofrenia incluyen el consumo de sustancias y los síntomas depresivos. Además, el periodo posterior al episodio psicótico o el alta hospitalaria también son factores de riesgo importantes para el suicidio.

Además, los hombres jóvenes parecen ser más vulnerables al suicidio que las mujeres de la misma edad.

Tratamiento de la esquizofrenia

El tratamiento de la esquizofrenia suele consistir en una combinación de medicación antipsicótica, intervenciones psicosociales y terapias de apoyo.

Medicación antipsicótica

Los medicamentos antipsicóticos, como la risperidona y la clozapina, suelen recetarse para aliviar los síntomas positivos de la esquizofrenia. Estos fármacos actúan sobre los receptores de dopamina del cerebro.

Sin embargo, los antipsicóticos también pueden tener efectos secundarios, como la discinesia tardía, caracterizada por movimientos involuntarios.

Es necesario un seguimiento regular por parte de un profesional sanitario para garantizar la eficacia y minimizar los efectos secundarios de estos fármacos.

Intervenciones psicosociales

Los enfoques psicosociales tienen una importancia crucial en el tratamiento de la esquizofrenia. Su objetivo es optimizar las habilidades de afrontamiento, promover la mejora del funcionamiento social y crear un entorno de apoyo. Por ejemplo, la psicoterapia, como la terapia cognitivo-conductual (TCC), puede ayudar a las personas a controlar sus síntomas, mejorar sus procesos de pensamiento y desarrollar estrategias eficaces de resolución de problemas.

Terapia de apoyo

La terapia de apoyo familiar también es beneficiosa. Su objetivo es informar y apoyar a los familiares para que comprendan la esquizofrenia y construyan una sólida red de apoyo.

 Es esencial subrayar que la esquizofrenia es una enfermedad crónica. Sin embargo, con el tratamiento y el apoyo adecuados, las personas pueden experimentar una reducción de los síntomas y llevar una vida plena.

No obstante, es importante tener en cuenta que pueden producirse recaídas y que es necesario un tratamiento continuo de los síntomas para lograr un funcionamiento óptimo.



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