El cáncer de mama se caracteriza por el crecimiento incontrolado de células mamarias anormales, conocidas como células cancerosas. Estas células, que han sufrido una transformación anormal, proliferan de forma independiente y pueden extenderse a otras partes del cuerpo a través de la sangre o los vasos linfáticos.
El cáncer de mama suele progresar gradualmente, a lo largo de varios meses o años en la mayoría de las pacientes. Esta lenta progresión permite una detección precoz, lo que aumenta las posibilidades de curación.